He recuperado este artículo que escribí hace ya 10 años, corría el año 2004 y estudiaba por aquel entonces Ciencias Ambientales.
Hoy el canto sería el mismo, aunque seguro cambiaría algunas notas y tiempos.
"El Modelo de Sociedad de Consumo y los Medios de Comunicación"
A
lo largo del pasado siglo, ha ido avanzando en el mundo un movimiento
consumista, devastador para la sociedad y para el medio ambiente. Este
movimiento nos invita a superponer el consumo de bienes a todo coste, es
por esto que aumentamos la producción y "necesitamos" de más recursos.
Son estos nuevos modelos los que nos han llevado a considerar el PIB
como índice de "desarrollo", aunque este solo indique que cada vez
consumimos más y más, mucho más de lo necesario, e inútilmente, que
generamos más residuos y que contaminamos más el medio que nos da la
vida. Es triste oír que a esto estemos "condenados", no podemos pensar
que no hay alternativa, porque nada es fácil de conseguir, "nada excepto
<una magnífica e inigualable maquina de coser a un precio que no
puedes rechazar, solo marcando un número de teléfono>… Este modelo
social nos invita a convertir la comodidad y la despreocupación, en
nuestra forma de vida, para qué preocuparnos de lo que nos rodea, si con
nuestro dinero podemos conseguir lo que "queremos", una visión bastante
distorsionada de lo que significa vida y sociedad, una visión que la publicidad y los medios introducen en los ciudadanos de hoy en día.
La
sociedad consumista asocia el consumo de bienes e ideologías, formas de
pensar, actos sociales, al bienestar social. Los bienes nos dan
prestigio para actuar dentro de los marcos sociales en los que nos
movemos, se transforman en trofeos, desde un cuerpo diez, hasta una
chaqueta de última moda, pasando por coches, hábitos alimenticios,
viviendas, decoración…
Los
manipulados medios de "comunicación", podrían catalogarse de "creadores
de realidades", así como la publicidad, actúan reflejando una imagen
alterada de la realidad. La maravilla de este mundo alternativo nos
cautiva, y sin darnos apenas cuanta nos vemos absortos, lejos de la
realidad palpable, nuestros pensamientos se manipulan, gracias en mucho a
estudios sociológicos y psicológicos sobre el comportamiento social y
humano ante determinado estímulos. "No es lo mismo ver una imagen de una
bomba cayendo, que la imagen de disparos en lo lejos, y un niño que
sonriente corre hacia un soldado para saltar a sus brazos, no es lo
mismo que te den un teletipo, a que te den un artículo de opinión, o una
visión de un hecho, distorsionada por las ideas del emisor.
La
publicidad mueve un mercado de mentes, a las que debe captar con sus
estrategias, a toda costa, tiene como fin conseguir los favores del
público y crear en éste un hueco para sus mensajes, estos deben parecer
creíbles, se muestran como realidades obvias y aparentemente evidentes,
que no pueden ser rehusadas por los espectadores, ideas políticas,
comportamientos "cívicos", modas, costumbres sociales…
Con
esta manipulación por los medios se nos invita a no pensar, a volver atrás en la evolución, a actuar por impulsos, a seguir el principio de
acción-reacción, como un comportamiento que se predetermina en nuestros
cerebros, sin vacilar sobre sus consecuencias, y la racionalidad de
dichos actos. La publicidad nos intenta inculcar valores superficiales
que venden muy bien en estos tiempos de ser para pensar, y en vez de
pensar para ser. Se nos muestran como tesoros a perseguir: la belleza,
la juventud, las modas, los riesgos, la apariencias.
La
publicidad y los medios, juegan con nuestros sentimientos y nuestras
emociones, abusan de su poder, y nos manipulan, nos hacen sentirnos
"bien" con un producto, una idea, un concepto, o un objeto material que
podamos comprar o adquirir. Los mensajes saben tocar en los puntos que
activan nuestra atención, para directa, o indirectamente, dejar pasar un
mensaje, un mensaje claro, un mensaje de necesidad, necesidad de algo,
la publicidad definitivamente crea falsas necesidades en nosotros por
medio de realidades manipuladas y paralelas, unas visiones que nos
alejan de la sociedad de solidaridad, para acercarnos a un mayor
individualismo en un combate por tener, por consumir, por poseer, por
ser igual "sí" pero "mejor". Son responsables en mucho de la
identificación de una moral social, que utilizan a fin de homogeneizar
los ideales de los ciudadanos, convirtiéndolos en seguidores del guión,
nos dicen cual es nuestro papel, que debemos hacer, y como debemos
hacerlo, sin dejar margen a nuestro libre desarrollo intelectual, todo
nos lo dan hecho, para que pensar si podemos ser votos pasivos y
sumisos, cotizaciones, un número. El pasotismo arrasa nuestra sociedad,
un pasotismo que atenta contra la participación ciudadana. Los ataques
mediáticos, de los que comunican sin la menor responsabilidad, sin
respetar los valores democráticos, destruyen la diversidad cultural,
ideológica, contaminan tanto como otras partículas o vibraciones nocivas
reconocidas.
Ante
esto, nuestra arma es el propio conocimiento, y el análisis de lo que
pasa por delante de nuestras cabezas, un pequeño esfuerzo que es capaz
de dar otro color al existir en este planeta, un color más humano, más
vivo, más racional, y más solidario.